viernes, 9 de julio de 2010

BYE BYE MALAYSIA


Malasia ha sido para mí un mero trámite hacia Indonesia. Es un país con una multiculturalidad que lo hace interesante. Resulta curioso pasar por zonas malayas (rasgos orientales y de piel oscura, 60%), chinas (caras más redondas y blanco-amarillos, 30%) o indias (10%). Cada uno mantiene su cultura y solo en los últimos años han empezado a mezclarse. Los más cerrados quizás sean los chinos que como en todo el mundo han mantenido sus costumbres encerrados en sus ghetos. Y aunque pertenezcan a la cuarta generación ellos siguen considerándose chinos, no malayos. Cada grupo tiene sus restaurantes, sus tiendas y sus templos. Los chinos se quejan de la impune corrupción de los mandatarios malayos y de que gobiernan excluyéndoles en claro beneficio a los malayos.
En lo que a mi respecta me he encontrado un pueblo malayo que me ha respetado y tratado bien pero que a la hora de la verdad no ha demostrado la hospitalidad islámica que les suponía. En este sentido me siento muy desencantado de los malayos, no sin embargo de los chinos que me han acogido calurosamente. Los seguidores de Cyclotherapy habrán deducido que con los indios simplemente no he tenido trato puesto que los he evitado en todo momento, es de sobra conocida mi “Indiofobia”.
Aunque el país tiene buenas playas en sus islas y una selva que dicen es la más antigua del mundo mi tránsito hacia Indonesia ha sido a menudo aburrido. Por tanto Malasia no pasará a la historia como uno de los mejores países del viaje.
Ahora me espera una buena temporada en Indonesia aprovechando la espera al verano austral. A ver cómo me tratan los indonesios... agur!.

Kuala Lumpur

Kuala Lumpur, más conocida como KL, es una capital multicultural que a primera instancia te oprime pero que poco a poco se le va cogiendo el truco.
Como otras ciudades del país, tiene su esencia malaya, su Chinatown y su Little India.
Las torres Petronas fueron un día el gran orgullo de la ciudad hasta que otros construyeron su particular torre de Babel que dejó a KL sin el cartelito de tener el “edificio más alto” del mundo.

Una ciudad donde tradición y modernidad van en sentidos opuestos...


... o conviven porque no hay otro remedio, como la gran mezquita, encajonada entre rascacielos...


... y que a estas turistas iraníes no parece importarles lo más mínimo...


KL es una ciudad moderna. Después de Singapur, Malasia es el país de todo el sudeste asiático más desarrollado, económicamente hablando. Es por eso que no sorprende ver impresionantes rascacielos, como las torres Petronas,


o gigantescos centros comerciales donde se puede dar rienda suelta al consumismo que occidente se ha ocupado de fomentar...


...donde te chuparán hasta la última gota de tu sangre...


... por mucho que suene el corán por el reproductor de cd...


... o huela furtemente a incienso....


...porque en definitiva, aunque te pongan carita de cordero degollado todo el mundo espera que compres algo...


Pero aún así si uno quiere puede vivir relativamente barato en KL, que no es poco, mientras se espera a que se tramita el visado indonesio. Cerca de KL está Port Klang donde hay un ferry que me llevará directamente al país de las 17.000 islas.

Rodando por la costa este

Aunque no todos puedan decir lo mismo rodar por la costa este malaya no es un tarea difícil.
Quizá el mayor problema sea el calor y la humedad, y es que estamos en un país tropical, con cantidad de vegetación y abundancia de ríos...
...y de escolares asándose de calor bajo unas ropas no muy propias del clima en que viven
Las playas son como una continuación de Tailandia...
...más un lugar de trabajo que de ocio...
...aunque siempre hay excepciones para disfrutar en familia de la arena...
...o contarse secretos confesables sin peligro a ser descubiertas...
... pero lo cierto es que hay porterías que hace mucho que no son testigos de grandes choques y arenas que no recuerdan cuándo fueron pisadas por última vez

Ellas se mueren de vergüenza cuando me ven
y estas tres generaciones me sonríen tímidamente mientras descansan de su viaje

De las palmeras obtienen aceite. También con el caucho se ha hecho mucho dinero
pero lo que me sorprende es la cantidad de camiones con troncos que me adelantan camino a Kuala Lumpur. Alguna selva se está quedando vacía...
Y así van pasando los días, rodando sin sobresaltos y con la única motivación de que llegue el atardecer para ponerme  a buscar un sitio en el que dormir. Y es que estos momentos se han convertido en los más emocionantes de Malasia para mi desgracia...
Y aunque me ofrezcan bananas
yo prefiero acercarme a los sectores chinos....
y disfrutar de su gastronomía in situ.

Por el oeste

Muy cerca de la frontera con Talandia se encuentra Georgetown, una ciudad con gran presencia india que hace que huya de ella como aquel que ha visto al mismísimo diablo.

Afortunadamente hay un buen remedio para sobreponerse al susto inicial: las Cameron Highlands. Asentadas a más de 1000 metros uno puede respirar aire puro y sentir un poco de aire fresco, algo imposible de imaginar a nivel de mar.
Sus plantaciones de té decoran unas colinas donde impera la paz y la tranquilidad,

Y sino que se lo pregunten a las mariposas

o a estas jóvenes currantes.

Más al sur se encuentra Melaka, una ciudad con pasado colonial

donde observar desde las ventanas a los pocos seres humanos que se ven por su afamada Chinatown sea lo más interesante que se pueda hacer...
... a menos que se prefiera visitar sus innumerables centros de agilipollamiento colectivo: